domingo, 9 de enero de 2011

"Solo ha sido un sueño".

Respiró profundamente, dejando que el frío aire de la mañana acariciara su rostro. Cerro los ojos, disfrutando de aquel momento. Emma estaba sentada encima de una roca, en mitad del bosque que había cerca de su casa. Había vuelto a discutir con Luis, su tutor desde hacia seis años, desde que, misteriosamente, habían desaparecido sus padres y, como siempre, Emma había huido allí, su pequeño escondite. 
Emma oyó un crujido a sus espaldas. Abrió los ojos bruscamente y se giró. No había nadie. "Habrá sido un animal, probablemente una ardilla", pensó. Volvió a cerrar los ojos, intentando calmarse. 
De repente, se oyó otra vez un crujido, pero mucho más cerca de ella. Emma se levantó de un salto, mirando alrededor:
-¿Hay alguien ahí?- preguntó con voz entrecortada. No hubo respuesta.
"No es nada, Emma, es tu imaginación", se dijo así misma. Miro alrededor un poco recelosa, y entonces lo vio. A través de las ramas de un árbol, le pareció ver unos ojos verdes, unos ojos que la miraban fijamente, con curiosidad y con una pizca que diversión brillando en ellos. De repente, todo se quedó oscuro en la mente de Emma....

Emma despertó con un grito. Su camisón estaba empapado en sudor frío. Se llevó la mano al pecho y respiro hondo. Luego dirigió la mirada a la alarma de números fluorescentes que tenia en su mesa noche, al lado de la cama: eran las 4:32. Con un suspiro, Emma se volvió a tumbar en la cama. "Solo ha sido un sueño..."